
“Allí donde siempre hay sol, allí está Macedonia” dice una antigua canción popular. Macedonia es exactamente esto, un país pequeño donde siempre hay sol, en el corazón de los Balcanes. Un aspecto (...)
Amparo Ochoa quien desde muy pequeña, había despertado su amor por la música, cantando en el campo, en la casa, y en los actos escolares, supo que llevaba en su voz un arma de lucha, una luz de alerta, una esperanza de justicia para todos aquellos en que anidara la impotencia. Así fue como ligada a un mundo artístico solidario, su voz se convirtió en un canto por la vida, por las causas sociales, por los obreros, por los estudiantes y por acabar con la inequidad social.